¿QUIENES SOMOS?

La Comunión de los Santos nos habla de la unión perpetua que existe entre todas las almas. Cuando observamos este misterio nos vemos metidos en algo más que en nuestro pequeño mundo de alegrías y penas; vemos que el espíritu que nos une con todos los que buscan la paz, el amor, la justicia de Dios. Este es el Espíritu que nos une en el Sagrado Corazón de Jesús. Es el espíritu que también guio a la Santísima Virgen María a visitar a su Prima Santa Isabel y guió a San Francisco de Sales a fundar la orden de la Visitación con Santa Juana Francisca de Chantal, el mismo que en esta Congregación se manifestó para vivir el amor al Sagrado Corazón de Jesús cuando visitó a Santa Margarita María de Alacoque.

Somos una piadosa Asociación cuyo objetivo especial es rendir añ Corazón de Jesús, un culto continuo y sin interrupción de adoración, de amor y de reparación.

Los asociados de La Guardia de Honor, divididos en muchas falanges y relevándose de hora en hora, cumplen con su compromiso por cuenta propia, la llamada Hora de Guardia.   El P. Juan José Infantes nos dice que es La Hora de Guardia como lo transcribimos a continuación.  

Consiste en la santificación de nuestras ocupaciones al ofrecer una hora diaria de nuestra actividad, sin cambiar lo que hacemos, para Amar, dar Gloria y Reparar al Corazón de Jesús. Esta “hora de guardia o de presencia” consiste en ofrecer el deber de estado de cada uno: trabajo, estudio, descanso, deporte, oración, sana diversión, en unión a la ofrenda de Cristo al Padre, para su gloria y salvación de nuestros hermanos. Vivir la “hora de guardia” hace que, a la larga, nos vayamos acostumbrando a sentir la presencia y cercanía de Jesús en nuestra vida, que así se llena de sentido.

La Hora de Guardia es la Hora de Presencia al Corazón de Jesús. Misión de la Asociación Universal de Fieles nacida el 13 de marzo de 1863 en el Monasterio de la Visitación de Santa María de Bourg en Bresse (Francia). 

Su fundadora y promotora fue Sor María del Sagrado Corazón Bernaud,  religiosa que, inspirada por el lamento del Señor: “Busqué quien me consolará y no lo hallé”, reunió a un grupo de personas que por turnos de hora se entregaran al Amor y Reparación del Corazón de Jesús.

Si nos adentramos en las profundidades de nuestro corazón, encontramos nuestras inquietudes sin resolver y todos encontramos el mismo deseo: queremos tener paz y ser felices. Pero, ¿dónde y cómo puedo encontrar la felicidad?.  

La experiencia nos dice que la felicidad del hombre sólo se encuentra en la medida en la que su ansia de infinito es saciada. En este mundo nunca tendremos paz completa si no unimos nuestro corazón al de nuestro Salvador, Cristo.

“El hombre está creado para lo que es grande, para el infinito”. Benedicto XVI, Mensaje para la JMJ 2011 Madrid.

Testigos del Amor de Dios. Es en el mismo amor de Dios donde ha crecido una Familia Internacional que es la obra misma del Corazón de Jesús que quiere reunirnos a todos y salvarnos por sus Méritos, los de Su Pasión.

Todos los miembros, en una cadena de amor, siguen unidos perpetuamente en la Cruz. Es la Lanza que atraviesa Su Cortado, cuando surge el agua y la sangre para la salvación y, junto a la Ssma Virgen, a María Magdalena y san Juan Evangelista (primeros guardias de honor), se ofrecen para Amar, dar Gloria y Reparar al Sagrado Corazón de Jesús y unir también sus heridas a las suyas, y ofrecérselo todo al Padre. 

La vida es diferente, llena del Amor que se recibe de Su Corazón.

La finalidad es ofrecer todos los días una hora al Corazón de Jesús. Así, nuestro tiempo se santifica. Es un ejercicio del espíritu que acompaña, espiritualmente, a Jesús en el camino del Calvario y unidos a Él se transforma poco a poco nuestro corazón. Es decir, nuestros pensamientos, sentimientos y trabajos los unimos con Él, por amor. Es un tiempo de ‘seguimiento’. Aprendemos a amar según vamos compartiendo con Él nuestro tiempo y esto hace en nosotros una huella sólida de unión con Jesús. La fuerza del amor es fuente de vida para cada persona y le confiere una unión sólida con el “reino de Dios”. Quien vino al mundo y se quedó con nosotros a partir del momento en que Su Costado fue traspasado por la Lanza.

Es una “espiritualidad del amor”, que quiere amar a Jesús y pedir por todos los que no le conocen y, así, crecer en la relación afectiva con Jesús. Esto significa conocer que Jesús vive en nuestros corazones y que está deseando abrirnos las puertas del suyo para darnos todas las gracias necesarias para nuestra salvación. Para ello, sólo nos pide que oremos y pensemos en Él una Hora al día y ofrezcamos nuestras necesidades, dolores y todo lo que no podemos hacer solos, para que Él lo transforme con Su amor y santifique. Porque Él dijo:

“Si el grano de trigo cae en tierra buena, crece y fructifica“. (Jn 12, 24)

El símbolo de la Asociación es un cuadrante con el Corazón Traspasado de Jesús y, a su alrededor, una corona de doce estrellas que marcan las horas del día, y en la que están inscritos los nombres de los asociados, cada uno en la hora que ha elegido para acompañar a Jesús.

Para ser guardias de honor no es necesario llevar un tipo de vida ascética, sólo se trata de ofrecer una hora del trabajo diario, con el pensamiento, y “elevarlo” es “hacer espiritualmente” la tarea común pero pensando que Jesús está transformando ese tiempo en oración y que ha sido así como tantos santos han trabajado fecundamente en favor de otras almas a lo largo del tiempo y así han ido surgiendo tantos apóstoles del Sagrado Corazón.

Del mismo modo como le buscamos, explica San Francisco de Sales, el corazón encuentra a Dios y en Él su complacencia. Y no se resiste al deseo de corresponderle. Y esta unión con Su conformidad es, la voluntad de Dios significada. Dice el santo: “La doctrina cristiana propone claramente las verdades que Dios quiere que creamos, los bienes que quiere que esperemos, las penas que quiere que temamos, los mandamientos que quiere que cumplamos y los consejos que quiere que sigamos; a todo esto se llama voluntad divina significada, pues por ella Dios nos significa y señala cómo desea que todo eso sea creído, esperado, temido, amado y practicado”. 

Es decir, nuestra conformidad del corazón con la voluntad de Jesús consiste en querer cuanto manifiesta como intención suya.

Más adelante, los miembros de la Guardia de Honor se consagran al Sagrado Corazón de Jesús en una ceremonia pública (en el monasterio o parroquia) y reciben la medalla de la Asociación. Este día puede ganarse indulgencia plenaria con la condiciones de la Iglesia.

… que todos los hombres se salven.

Hay que pedir el discernimiento y la voluntad de Dios en la humildad, porque no sabemos la hora ni el día que Dios ha escogido y podemos pensar que somos elegidos por encontrar mucho gusto en nuestras oraciones y obras de caridad, sin darnos cuenta que Él no está sujeto a nuestra naturaleza y que escoge pecadores como apóstoles, como cabezas de Su rebaño, pues el pastor reconoce cómo la oveja es engañada por la astucia de su enemigo porque distingue las huellas y prepara la trampa.

El espíritu de amor y de vida está en el desarrollo de cada persona relacionado con su libertad, su necesidad de amar y ser amado, su vínculo con el amor de Dios. El fundamento está en pertenecer a Dios ya aquí, en la tierra, Quién da a cada uno todas las gracias necesarias para su vida y para santificarse. El guardia de honor tiene como tarea colaborar para que cada persona consiga llegar a la plenitud del amor conociendo y siguiendo el camino de Jesús, que no deja que nadie se pierda puesto que ama a todos hasta dar Su vida para salvarnos.

Tenemos que destacar a Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690), religiosa de la Orden de la Visitación en Paray-le-Monial, a quien Jesús se le manifiesta en la Eucaristía, revelándole el misterio de su Corazón:

“He aquí el Corazón que ha amado tanto a los hombres y que no recibe   más que ingratitudes y afrentas”.

A lo largo de su vida, Santa Margarita enseñó a amar al Corazón de Jesús, acompañándole en la Eucaristía por medio de la Hora Santa, a consagrarse a Él y a ofrecer pequeños actos de amor en reparación de los pecados. También difundió la práctica de los primeros viernes de mes: confesión y comunión en reparación de los pecados. Fue beatificada en 1864 por el Beato Pío IX y canonizada en 1920 por Benedicto XV. Su fiesta se celebra el 16 de octubre.

Junto a esta santa tenemos que destacar a San Claudio de la Colombiere S.J. (1641-1682). Fue el director espiritual de Sta Margarita Mª. Será el encargado de propagar el mensaje del amor del Corazón de Cristo por los lugares más lejanos. Gracias a él, la orden religiosa de los jesuitas acometió la tarea de la propagación de la devoción al Corazón de Jesús.